miércoles, 9 de diciembre de 2009

¿CUÁNTO VALE LA VIDA DE UN CUBANO?

Hace algunos dias nos llegó al mail esta carta sobre un atentado que sufrió Edgaro del grupo Doble Filo y nos pareció, necesario compartirlo con ustedes.


¿Cuánto vale la vida de un cubano?

Ante todo amo a mi país, mi cultura, mi idiosincrasia, nuestros orígenes, nuestra historia y he sido y soy parte del proceso revolucionario.
Cuba. El pasado domingo 30 de noviembre, a las 8.25 de la noche cubana, dos importantes artistas de la isla transitaban por la calle Línea rumbo a trabajar. Uno de los artistas, el joven rapero Edgaro, director de “Doble Filo”, conductor hace 3 años, del programa televisivo habitual dominical “Cuerda Viva”. La otra artista, la multigalardonada cantante, actriz y compositora Osdalgia, quien conducía el auto.
De pronto, mientras esperaban el cambio de luces del semáforo de Línea y L, y ante numerosos testigos, fueron terriblemente embestidos desde atrás por un auto negro grande con chapa negra 198009 de la Embajada de Sudáfrica, sita en 5ta y 42 en Miramar. Sorprendidos y mareados las artistas se bajan del auto para encontrarse con cuatro sudafricanos muy ebrios. Comienza una acalorada discusión en inglés cuando los sudafricanos dicen tener que irse al aeropuerto sin la llegada de la policía. Edgaro se adelanta al frente del auto de la embajada para tomar la chapa mientras Osdalgia pide la identificación de los hombres. Es entonces cuando Erick Chist Well Makhubela, C. diplomático 192\2007 de la Embajada sudafricana, sube al volante de su auto y embiste aceleradamente a Edgaro atropellándolo y arrastrándolo por más de 50 metros ante los ojos de una multitud de cubanos ya presentes en el lugar del accidente, y que se agitaron en un grito de terror: ¡asesino!
Por suerte y gracias a la destreza y juventud del rapero, este se subió al capó del auto y pudo arrojarse al pavimento sin grandes daños. El primer secretario sudafricano huyó dejando a sus compañeros en el lugar.
Dos carros policías (el numero 115 y el numero 240), que accidentalmente pasaban por el sitio, fueron abordados por la multitud que trataba de explicar el terrible suceso. Estos policías pidieron los documentos de los artistas y arbitraron con oquedad y despotismo: “Osdalgia cállese y échese para atrás o la monto en la patrulla y la llevo para la unidad, y Edgaro, deje la ira y tranquilícese que usted no puede probar nada”, mientras que a los sudafricanos los trataron con la cortesía y respeto con que siempre deberia conducirse un oficial. El gentío, testigo de cada acontecimiento, acusó con vehementes improperios a estos policías de vejar a los artistas cubanos víctimas de la agresión, ante el cinismo extranjero victimario porque… ¿representa o no el uniforme policial al estado cubano y a la historia de Cuba donde cientos de jóvenes dieron la vida para crear una sociedad donde el pueblo importase?

Osdalgia llamó entonces a otras fuerzas policiales que llegaron inmediatamente y que sí tomaron partido justo ante los hechos. Obligaron a los sudafricanos a comunicarse con el fugitivo para que regresara al lugar. Pero una vez llegado este, dijo claramente en español “¡Inmunidad diplomática!”. Osdalgia, Edgaro y el pueblo presente, sintieron como la humillación, la impotencia y la desvalorización de ser cubanos se apoderaban de todos.
Finalmente la policía de los autos 115 y 240 se fueron y no dejaron claro a los sudafricanos el delito grave cometido al atentar contra la vida de los artistas, subrayando el obvio telón de la “Inmunidad”… y que ante tal la vida de un cubano NO VALE NADA.

La policía especializada tomó datos, declaraciones, nombres de testigos. Los sudafricanos no quisieron declarar ni acompañar a la policía especializada a la unidad más cercana y se fueron entre risas y música alta acompañados por otro auto chapa 198008 de la misma embajada.
Edgaro fue llevado al hospital, y luego él y Osdalgia fueron a denunciar el accidente y el atentado de asesinato a la unidad policial sita en 21 y C, Vedado donde no fueron atendidos. Entonces se dirigieron a la unidad policial sita en Zapata y C que los atendió rápida y efectivamente pero, ¡con qué sorpresa y estupor recibirían la noticia de que Edgaro no podía denunciar el atentado de asesinato hasta que las fuerzas policiales especiales investigaran si los hechos eran o no, una realidad! Sin embargo, todo el terrible acontecimiento sucedió frente la cámara de seguridad que se encuentra en la esquina de Línea y L. y muchos testigos dieron su nombre a la policía.

Aun, ante las continuas interrogantes del pueblo enterado del suceso, no hay respuestas. Por lo que sigue latente hoy el desconcierto y la incertidumbre de las víctimas y los testigos cubanos:

1.¿Qué valor tiene la vida de un cubano ante cualquier trabajador de una embajada extranjera?

2.¿Cómo caminar confiados por las calles, ir a trabajar, o permitir que nuestros hijos jueguen en los parques, si sabemos que cualquiera de estos hombres o mujeres “inmunes” pueden cometer atrocidades ante testigos veraces y tener el derecho de la duda y, hasta quedar sin castigo?

3.Este hombre ostenta la inmunidad diplomática, inmunidad que descansa sobre la confianza de nuestras naciones en él y que lo convierte en celador de nuestras relaciones bilaterales. Sin embargo con esta brutal acción traiciona a su país, al nuestro y a la honorable misión que lo trae a nuestra tierra.

4.Si es esto posible, ¿dónde depositar entonces nuestra confianza, nuestra tranquilidad ciudadana, nuestra seguridad civil, y hasta el buen rumbo de nuestras relaciones políticas?

5.Si este hombre sigue impune luego de haber atropellado intencionalmente a un joven de 25 anos en Línea y L ante decenas de testigos, la saga de eventos como este pudiese ser innumerable y sus consecuencias fatales.

Ciudad de la Habana, Cuba, 3 de diciembre 2009
Año de 50 Aniversario del Triunfo de la Revolución.

Un testigo
Firma

POR SIER.


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